Mario Andrés Muñoz
Cumplía su sentencia. No entendía la razón de su encierro y aislamiento. Cuando despertó era un adulto. Le tomó algunos intentos fallidos descubrir que no podía salir del pozo en que se encontraba. Veía un pedazo de cielo, sufría la tormenta y las altas temperaturas. No podía morir, era un prisionero. ¿Era el instinto de supervivencia el que impedía que se desesperara y enloqueciera? Se sabía culpable. Tenía una carga de barro en su conciencia. Por ello se entregaba, aceptaba la situación. No podía hablar con nadie porque para sus semejantes El Territorio de los Encerrados era prohibido. Ni siquiera podía escuchar sonidos de un algún ser vivo. La peor tortura: un tedio eterno. Entre las cosas que inventó para combatirlo fue nombrar todas las cosas de ese lugar, que llamó Túnel del Bostezo Reprimido. Llamó cada porción de tierra con un título pomposo, con odio irónico: "Grupo de Granos del Veneno", "Picadas de Mosquito Negro", "Arroz Quemado", "Trapo Sucio, Tieso y Putrefacto". Nombrando se nombraba. Designando, su propio ser no le resultaba tan detestable. Incluso, creía haber encontrado un oficio. Mientras las comunidades de sus semejantes creaban ecos con sus trabajos cotidianos, él vivía día y noche usando la única arma que había encontrado para no abrirse el cráneo y regar sus sesos en el fondo de ese hueco. Era tapar la fealdad con una capa hecha de palabras. De ese acto se desprendía una esperanza. La costra de sus propias inútiles frases podría llegar a ser densa y un día, muchas capas, unas sobre otras cada vez más contundentes, rellenarían el pozo y lo elevarían para salvarlo.
Así es esto, así es estar en la tierra o en esta vida. No sabemos cómo aparecemos y cómo llegamos a este lugar donde estamos. Encerrados en nuestros pequeños mundos. Gracias por publicar este tipo de cuentos!
ResponderEliminarEsta es una especie de proyección junguiana o algo así. Muy simbólico y arquetípico. Las palabras como apoyo para salir del pozo, la conciencia del propio aislamiento, la compulsión por poner nombres a las cosas. Me recuerda en algo Las ruinas circulares de Borges o algunos pasajes de Kafka.El subconsciente está trabajando bastante. Hay que leer entre líneas. Son cincuenta dólares por la consulta.
ResponderEliminarQue triste!!!
ResponderEliminarDespués del análisis de Rodrigo y la consulta de Aristides, qué les puedo decir. Es verdad, la vida puede ser un pozo, pero lo que la hace vivible es la lucha permanente por salir.
ResponderEliminarEl cuento de Mario está crudo, duro. Hasta desagradable, diría yo, pero por eso mismo interesante. Veo que Juan Luis es el optimista del grupo; yo concuerdo con él... la gracia de vivir es intentar siempre salir de los pozos, pero qué costrero acumulamos en el camino.
ResponderEliminarAna Teresa
Nos ponemos apodos para ridiculizarnos, para golpearnos a nosotros mismos. Nos encerramos para no enfrentar la realidad, nos creamos nuesto propio pozo. Es muy interesante la narrativa del señor Mario. Saludos amigos.
ResponderEliminarEl personaje tiene la esperanza de salvarse, de salir de su encierro y de comunicarse. Al final, en la última linea. Para ello debe reconcentrarse en formas repugnantes, en las interioridades más oscuras de la conciencia. Me gusta este trabajo porque así es salir de los pozos: crear, expresarse y poner un cuento en un blog.
ResponderEliminarEn escencia coincido con lo que dice mi doble, mi tocayo, mi fantasma, pero aclaro que no soy yo.
ResponderEliminarAristides Cajar Páez
No conocía este sitio pero me entusiasmó mucho. Tan interesante son cuentos como este como los comentarios que surgen. Por favor no decaigan y sigan adelante.
ResponderEliminarPero qué pasa en Panamá!. No me gustó para nada el cuento. No refleja lo que es la vida y sus bellos colores. Además, uno tiene amistad, familia y tantas formas de estar comunicado e integrado a la sociedad. Ese mundo encerrado no es real, es demasiado deprimente. Gracias pero es una mirada gris la de ese autor.
ResponderEliminarY lo peor: "Grupo de Granos del Veneno", "Picadas de Mosquito Negro", "Arroz Quemado", "Trapo Sucio, Tieso y Putrefacto"
ResponderEliminarE.
Eugenia, ¿quién dijo que la vida solo tiene colores?
ResponderEliminarEliana
En la vida hay de todo. En esta ocasión, el compañero Mario decidió hablar de "la mirada gris". Y me parecio estupendo. También me parece importante que haya opinado la estimada Eugenia. Este no solo es un sitio para escribir, sino también para generar opinión. Aquí se ha escrito de lo feo, lo malo, pero también de lo bueno y de la vida con sus bellos colores. !Visiten las entradas anteriores!
ResponderEliminarMe gustaría saber quién lee tanto La Cueva en Palo Alto, California. Igual en Santiago de Chile. Creo que es prácticamente un alcaraván de la cueva.
ResponderEliminarMario creo que hiciste un retrato con palabras. La vida tiene de todo, momentos buenos y malos. Pero lo más importante siempre es salir del pozo, muy bueno tu retrato.Retrato de palabras.
ResponderEliminarJuan: no solo en EU y Chile tenemos unos amigos alcaravanes. En España también nos leen mucho. Saludos.
ResponderEliminarAngustia existencial y simbología que recuerda al tono de Borges. Muy bueno amigo panameño. Desde México un saludo y solidaridad en esta difícil profesión de escritor.
ResponderEliminarAunque el cuento iba rápido, a mi me gustó. Y es que la vida tiene un matiz de colores, tonos oscuros, claros y hasta chillones. Felicidades Mario, sigan así colegas.
ResponderEliminarKerem
Me quedo un sabor como cuando lees a Sabato- el tunel, hasta en el nombre se parecen.
ResponderEliminarEsta historia El Pozo, por un lado me entristece al darme cuenta que muchas veces nos hemos sentido así, encerrados en nuestros pensamientos, al no querer hablar con nadie, y sentirnos los peores pecadores de este mundo y no valorarnos, en nuestra forma de ver la vida, sin embargo también me habla de “esperanza, de fe” ya que al final el pozo lleno con tantas costras, como pudieran ser los pensamientos, las decisiones buenas, las oportunidades que se nos presenten nos llevarán a salir de ese “hueco” horrendo que en ocasiones convertimos nuestra vidas. Todo está en nosotros mismos, querer cambiar, tener fe, es lo que nos mantendrá y que nos llevará a cambiar de rumbo, de salir de ese hueco, de salir de ese pozo que nosotros mismos nos hemos imaginado. Excelente Mario, lo felicito por su ingenio por su forma de trasmitir sentimientos, pasión.
ResponderEliminarElba de Rodríguez