Juan Luis Batista
Mi nombre es Juan Señiles. Bien podría definirme como el quebrantador de leyes y costumbres. He estado en la tierra de los gentiles, de los infieles y de los herejes. Al final, -no importa ni el tiempo, ni el reino, ni el Dios- mi historia ha sido la misma: pagar una pena impuesta por los cielos.
Cuentan los judíos que un día de Sabbath -cuando el trabajo cesa para recordar quién hizo el mundo- yo me dediqué a arar la tierra. No supe bien lo que pasó. pero fui expulsado de mi huerta y me convertí en el andariego de hoy.
Una historia similar relatan los musulmanes, quienes dicen que todo ocurrió en el mes del Ramadán. Nadie se acuerda en qué luna fue, pero ese día en que todos ayunaban yo me emborraché, comí y bebí todo lo que podía, sin pensar en las consecuencias, ni en Mahoma. Y fui lanzado al abismo del destierro.
Con los cristianos la cosa no fue distinta. Todo ocurrió un viernes. No sé con precisión el año ni el siglo. Salí a cazar un día que coincidía con la fecha en que Jesús murió en la Cruz. Y me cayó el castigo como relámpago divino: vagar por los montes cuidando a los animales heridos.
La religión casi siempre estorba y es discriminadora. Lo mejor de ella son los valores, pero llevados al extremo se convierten en fundamentalismos; en causas de guerra. Más allá de la calma personal que proporciona, todavía no le encuentro mucho sentido.
ResponderEliminarAna.
Bueno!!!!!
ResponderEliminarYa era hora compañero....
ResponderEliminarLeo
Bien por el relato, pero Ana está totalmente esquivocada. La religión libera, ayuda, reconforta, une y combante otros valores, teñidas de afán de lucro, egoísmo y violencia.
ResponderEliminarMe alegro que el compañero Juan Luis haya publicado su relato.
ResponderEliminarBueno, bueno, cada quien que crea o no crea lo que le dé la gana, es su problema. Es el derecho de cada uno. Lo cierto es que el cuento de Juan Luis es certero y efectivo, breve. Tiene el sabor de las viejas leyendas, de los cuentos contados junto al fogón en una noche sin ruidos de ciudad. Este es un cuento para ser escuchado, más que leído, aunque su lectura es un verdadero placer.
ResponderEliminarAristides Cajar Páez
Me encantó mi Juanchis. Es creativo, está bien escrito y tocaste un tema de esos que alborotan pasiones. Siempre he dicho que la religión no es más que un estilo de vida...y que la mayoría de las veces se lleva al extremo.
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