Una colaboración del compañero José González Pinilla. Una estampa de Semana Santa. La viñeta de una vida.
José González Pinilla
Caminaba con un saco -de esos donde viene el arroz- sobre su espalda y llevaba su sombrero de ala ancha favorito. A veces sus pasos eran rápidos y firmes, pero era evidente que la edad ya lo había vencido. De vez en cuando se detenía en el camino para tomar aire con la boca abierta. Y daba la impresión de que hablaba en voz baja para sí mismo, como haciendo un reflexión de lo que era ya su vida. Lo de la bolsa era una excusa perfecta: lo ayudaba a disimular su problema con la espalda. En casa no lo podía ocultar. A la altura de la cintura un dolor no lo dejaba en paz, por lo que lo obligaba a caminar con la espalda encorvada. Muchos decían que ya era la edad. En realidad, era uno de los tantos achaques que tenía el abuelo, un hombre de piel oscura, alto y con el cabello casi negro. Bebía todos los días en las cantinas del pueblo, cuando aún las calles eran de polvo y las primeras casas estaban en construcción. En el día trabajaba en el monte, al igual que sus
amigos de trago. Había días en que no se aparecía en su casa, en un pueblito remoto de Veraguas llamado Cerro Banco, donde las casas eran de palmas y los niños comían yuca. Tuvo una docena de hijos, que antes de cumplir los 15 años de edad migraron hacia la ciudad sin haber completado el ciclo escolar. Años después hizo el intento de reencontrarse con ellos, individualmente, y lo logró. Al final de sus días, quiso estar más tiempo en familia, como no lo había hecho antes. Hoy descansa junto a la abuela, en el panteón del pueblito, cerca de un potrero y alejado de la música de las cantinas y del barullo de la gente que ahora sube y baja por calle central durante estos días de Semana Santa.
Caminante |

FOTOS: José González Pinilla
Un canto a la soledad de la campiña, muy correctamente llevado. Sin cursilerías, ni muletillas. Muy limpio.
ResponderEliminarLa nostalgia por un ser querido. El retrato de aquellos personajes sencillos del interior. La realidad de quien como nuestro personaje va perdiendo los hijos a medida que emigran a la ciudad.
Muy bien José.
Mario
Gracias Mario!!!
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